Día Mundial de la Retina 2025: cuidar hoy lo esencial para ver el futuro | Innova ocular

Cada año, el último domingo de septiembre se celebra el Día Mundial de la Retina, una jornada impulsada por Retina International y asociaciones de pacientes como FARPE en España. Su objetivo es dar visibilidad a las enfermedades retinianas, concienciar sobre la importancia del diagnóstico precoz y recordar que la investigación es clave para ofrecer esperanza a millones de personas en todo el mundo.
¿Qué es la retina y por qué es tan importante? La retina es una fina capa de tejido nervioso situada en el fondo del ojo. Funciona como un “sensor” que capta la luz y transforma esas señales en impulsos eléctricos que el cerebro convierte en imágenes. Sin una retina sana, la visión se deteriora progresivamente hasta llegar, en algunos casos, a la ceguera. Enfermedades como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), la retinosis pigmentaria, la retinopatía diabética, los desprendimientos de retina o determinadas distrofias hereditarias pueden dañar esta estructura vital.
El impacto de las enfermedades retinianas. Las cifras hablan por sí solas:
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 39 millones de personas en el mundo son ciegas, y una parte significativa de los casos está relacionada con patologías de la retina.
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En España, se estima que la retinopatía diabética afecta a aproximadamente un 15% de los pacientes con diabetes, es decir, a más de 600.000 personas.
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La DMAE es la principal causa de pérdida de visión en mayores de 65 años en los países desarrollados. Solo en España, más de 700.000 personas conviven con esta enfermedad.
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La retinosis pigmentaria, aunque considerada una enfermedad rara, afecta a entre 15.000 y 20.000 personas en nuestro país.
Estas cifras reflejan la magnitud del reto: miles de familias conviven con patologías que afectan a la retina y que, en muchos casos, aún no tienen cura definitiva.
Cómo podemos proteger nuestra retina. Aunque algunas enfermedades retinianas tienen un componente hereditario y no pueden prevenirse, existen medidas que reducen el riesgo y permiten preservar la visión:
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Revisiones periódicas: especialmente importantes si se padece diabetes, miopía alta o existen antecedentes familiares.
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Estilo de vida saludable: controlar la glucemia, la presión arterial y el colesterol; seguir una dieta rica en antioxidantes (vitaminas A, C y E, luteína, zeaxantina y ácidos grasos omega-3); evitar el tabaco.
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Protección ocular: usar gafas con filtro ultravioleta y moderar la exposición prolongada a pantallas sin descanso visual.
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Atender los síntomas tempranos: visión borrosa, manchas, destellos o pérdida de campo visual deben motivar una consulta inmediata al oftalmólogo.